sábado, 5 de julio de 2008

El FONDART, entre la Seguridad y el Riesgo.

Cuando vamos a un restauran, ¿Qué elegimos?, un plato nuevo o uno que ya conocemos. Si pedimos un plato nuevo, corremos el riesgo que no sea de nuestro agrado, en cambio, si pedimos un plato ya conocido, tendremos la certeza que saciaremos nuestro deseo de alimentarnos sin sufrir contratiempos, renunciando si, a vivir la experiencia, incierta por supuesto, de descubrir nuevos sabores.

De decisiones cotidianas como éstas, depende nuestra posición frente a situaciones más trascendentes. Es lo que llamamos actitud conservadora, o por el contrario, actitud vanguardista. En política están los que desean que nada cambie significativamente, por temor a perder sus privilegios y otros que preferirían que las autoridades corrieran más riesgo en su toma de decisiones, para provocar cambios que favorecieran a todos.

¿Qué ocurre en arte? Está lo aceptado, lo seguro. Es lo que mi amigo Iván llama Cultura, es lo que los Licenciados en Arte y otros “expertos” certifican con su rótulo de calidad para que el gran público pueda apreciar y disfrutar. Y está lo incierto, lo experimental. Es lo que mi amigo Iván llama contracultura, que corre riesgos, con resultados muchas veces fallidos y otras con pequeños aciertos. Es lo que no califica en el mercado de la Cultura, por lo tanto no tiene acceso a las salas instaladas y los grandes públicos, por lo tanto busca pequeños espacios y su público, joven , dispuesto a correr riesgo e incomodidades, es protagonista activo de ese proceso.

¿Qué rol juega el Consejo de la Cultura? ¿Y el Fondart? ¡¡¡ Chupalla!!! Exclama el cronista para reflejar identidad y expresar nostalgia. Recuerdo ese tiempo de los Cabildos Culturales, en que ingenuamente buscábamos fundar los cimientos de una institucionalidad para los artistas, donde aún no se aparecían los Académicos, Licenciados en Arte, Antropología y Sociología y expertos varios, a iluminarnos con sus conocimientos universitarios. Eran reuniones largas por cierto, en donde había que soportar intervenciones que exudaban mucho ego y grandes necesidades de reconocimiento, pero siempre al final, una aspiración, que el arte cumpliera un rol activo de transformación de la sociedad. Miren que concepto más revolucionario y riesgoso, transformación, que es cambiar, mutar, más que eso, es más que cambiar. Y el Fondart, apoyaba ideas, pueden creerlo apoyaba ¡IDEAS! O sea venía un gil, y decía tengo una idea ¡y lo apoyaban!, corrían el riesgo de que fuera una mala idea artística, o mejor dicho, que en su concreción resultara ser un fiasco.

Después nos alegramos. Tuvimos institucionalidad Cultural. Y ahora estoy cayendo en cuenta, miren que soy amermelado, la palabrita Cultura, siempre estuvo presente, nos reuníamos en Cabildos Culturales, para diseñar la Institucionalidad Cultural, y Roberto Gomes, que en los Cabildos no perdía tiempo en nuestras reuniones, decía que Cultura era todo lo que estaba entre el polvo y las estrellas, que en el fondo era todo y nada. Después fue coherente, cuando fue Director Regional de Cultura, hizo todo y nada.

Y el Consejo de la Cultura también ha sido coherente, se ha empezado a asegurar. Se arrimó a las Universidades con sus Licenciados en Arte, Antropólogos y Sociólogos y empezó a evitar riesgos, para evitar fenómenos como la Casa de Vidrio, que cosa rara, hace diez años hablaba de la transparencia y la exposición mediática, hoy la palabra transparencia sería muy “cultural” y con tanto reality, la exposición de la intimidad sería muy atingente. Para que hablar de la obra sobre Arturo Prat, que costó la salida de Nivia Palma de nuestro amado Consejo. No, hoy el Consejo es seguro, predecible, no incomoda a esa gran mayoría conservadora que gobierna el país. De pronto Parra, quiere salirse de madre en el Centro Cultural Moneda, y se le permite, porque es Parra, pero la funcionara que produce la exposición es despedida. Anoten Directores Regionales de Cultura, sean cuidadosos, asesórense por académicos, en lo posible conservadores en materia de Arte, de esta manera, a su vez, ustedes conservarán sus puestos.
El Fondart, también ha tomado sus prevenciones. Ha creado mecanismos “que aseguren la calidad artística de la propuesta”. Hoy no apoya ideas, apoya propuestas, pero como una propuesta puede ser tan incierta como una idea, busca asegurarse solicitando miles de documentos que le permitan evitar los pasos en falso, currículo del postulante, en donde los estudios cumplen un rol fundamental, diseño de la obra, certificado de simpatía, situación militar al día, cotizaciones, certificado de residencia, nacimiento y defunción. Es lo que se llama el primer filtro, para definir el perfil del recurso humano que buscamos para producir Cultura, y si te falta un papelito, lo sentimos dice el computador, y uno imagina una sonrisa, entre maquiavélica y funcionaria entre las sombras del Consejo. Los que logran pasar el Casting, se ven enfrentados al jurado, Licenciados en Arte, expertos del buen gusto y las buenas maneras artísticas, que evitan auspiciar visiones parciales de la realidad, para favorecer visiones consensuadas, disfrazadas de universalidad. A esto debemos sumar a Antropólogos y Sociólogos, por lo general muy jóvenes, que han aprendido muy bien las técnicas del mercado para conseguir pega, y que se reduce a la legitimación que da la Academia, para posicionarse con estudios de escritorio y hacer currículo con estas participaciones “practicas”, que darán cuenta, en el futuro, de su esperticia.

¿Qué deben hacer los creadores entonces? Dos posibilidades, la más correcta, seguir las señales del Consejo de la Cultura, asistir a cuanto curso de capacitación del buen artista que se dicte, para acumular Certificados de Participación que después adicione al respectivo proyecto. Eso sí, un mínimo de decencia. Me ha tocado asistir a cursos, donde los capacitables van a la inauguración y a la clausura para recibir el cartoncito, la típica viveza del chileno. Por supuesto, cumplir con todos los documentos, ser rigurosos en eso. Aunque calculo que cada vez se crearán nuevos requisitos, uno que se viene es el certificado que acredite “la no participación en organizaciones y actos terroristas”. En cuanto a temáticas y estéticas, recomiendo darse una vuelta por la Universidad de Talca y Católica, revisar la programación del TRM, eso es Cultura, aunque no todo, el Che Copete y Tony Esbelt, son parte del Entretenimiento Cultural, tema que abordaremos en el futuro.

Los otros, los contraculturistas o contracultorosos, sigan en la suya. Sigan corriendo riesgos, sigan equivocándose e inviten a los jóvenes a equivocarse. Sean cínicos, postulen al Fondart, cumplan con todos los requisitos, que los conservadores necesitan vestirse de progresistas, y algunas migajas caerán para financiar sus iniciativas. Pero sobre todo, sigan haciendo fiestas y talleres para financiar sus sucuchos. Solamente empiecen a preocuparse, cuando sean demasiado aceptados, pueden ser ya, parte de la tan prestigiada Cultura Maulina.

Yo, ya estoy viejo y prefiero irme a la segura, estoy haciendo mi anfiteatro en la soledad de Llongocura, donde tengo mi propia lucha, cuerpo a cuerpo, con la naturaleza.

HECTOR FUENTES.

miércoles, 28 de mayo de 2008

CONTRACULTURA O CULTURA “AL MARGEN”

Se queman los primeros cartuchos del 2008 y muchos estamos/continuamos volcados al descubrimiento de nuestra verdadera identidad cultural y hemos elegido el arte como vehículo en esta aventura. Apresuradamente decimos que aquello que se descubre/inventa ya no es cultura, pues el capitalismo se nos ha metido como un puñal al centro del pecho y su ideología rápidamente se ha instalado, ella es entonces la que genera lo que conocemos como cultura, hablamos pues de contracultura.

He conocido uno de los ejemplos más evidentes en la ciudad de Talca donde oculto tras un gigantesco Teatro Municipal se encuentra un pequeño centro cultural, al borde, al costado, AL MARGEN del gran gigante cultural existe un sitio donde se construye a diario contracultura, donde la cuestión de la rentabilidad o la plusvalía no es el primer punto a discutir, donde no se espera nada, pues la construcción de nuestro mañana es ahora y somos los culpables del futuro contracultural, somos hoy responsables de lo que seremos mañana.

He conocido un teatro chico, no chico por estar junto al grande, sino de verdad chico, 24 ubicaciones miran de cerca un pequeño escenario, como si ese riesgo propio del teatro se potenciase infinitamente, en ese convivio nada pasa por alto, ese espacio obliga a hacerse responsable por todo, bueno creo que eso es también la contracultura, la imposibilidad de hacerse el huevón, una sala preciosa.

He conocido pasillos, cocina, patio y teatro llenos de gente buscando desesperadamente la puerta de salida a este universo de dinero y estupidez, yo mismo he ido allí buscando esa puerta, y la he encontrado entre los cachureos del fondo y la impecable madera de la sala de delante, entre el roncito de agradecimiento y la voluntad de boicotear juntos la realidad.

He conocido la expresión de la contracultura, la cultura al margen, he conocido un pedacito de Talca, sospecho que uno de los pedacitos importantes, lo he conocido entre neblina, no conozco Londres, pero yo diría que Talca parece Talca, pero yo he tenido la suerte de conocer ese Talca contracultural, el de verdad, no el que parece, sino el que es, he conocido el Centro Cultural AL MARGEN… y he vuelto…y lo volveré a hacer.

Iván Insunza, Director TEATRO KAPITAL

domingo, 20 de abril de 2008

EL CABALLERO OXIDADO, el nuevo teatro juvenil maulino

Muy bien sabe mi hermano, director de la compañía “El Equipo”, que si alabara su montaje sería una perdida de tiempo. Nunca ha sido así y tampoco lo será dentro de lo que nosotros consideramos un constante crecimiento y estudio, sin embargo tampoco puedo dejar de decir que me impresioné después de presenciar la primera función del “caballero oxidado”.

La sala de veinticuatro butacas del Teatro Chico estaba vacía tanto en el escenario como en el público, solo habíamos sido unos pocos los invitados a esta primera función, pensé que le faltaba algo ya que no podía ver ningún elemento escenográfico. La obra comenzó con los tres actores en escena acompañados por un joven músico que vestidos con ropas casuales pero a un mismo tono nos cuentan la historia de un caballero que no puede escapar de su armadura. Con sus cuerpos transforman el escenario y cada actor, con un simple gesto o movimiento, se transforma en uno y otro personaje. La obra se vuelve realmente atractiva ya que vemos una mezcla entre el teatro físico y la interpretación característica del realismo, pero no hablamos de la típica obra teatral al estilo de “La mancha” o de los largos y aburridos textos del teatro de Chejov, se trata de algo local, una mezcla mas bien Chilena, tal como nuestra cultura que toma elementos de donde se pueda para hacerlos propios.

El discurso se hace interesante y metafórico, hablan de lo que somos como humanos consumistas, pero no como una crítica llorona sino más bien con mucha alegría juvenil. Se transforma en una obra interesante y entretenida donde todos pueden disfrutar, sin embargo los actores pueden mejorar mucho más en las técnicas interpretativas, la dicción y articulación de la voz, el manejo de la energía y los matices en la actuación. Creo que es necesario cuestionar mas lo que están diciendo, no para omitir o agregar textos o acciones, sino como un aporte a la interpretación final de cada uno de los papeles.

Una obra interesante de ver en las dependencias del Teatro Chico (1 oriente 1472, costado teatro regional) el sábado 26 a las 21:00 y durante los sábados del mes de Mayo en el mismo lugar.

La necesidad de una crítica teatral

Hoy en día, en la región del Maule, nos enfrentamos a un crecimiento inesperado de la creación teatral, surgen nuevas compañías que todavía no las podemos ver en los diarios ni en grandes pendones, pero que en muy poco tiempo más darán mucho que hablar. me refiero específicamente a los alumnos de los diferentes talleres de teatro escolar, a los jóvenes que se refugian en árbol de la alameda para hacer telas y malabarismo o a la producción constante del Teatro Chico. Sin embargo toda esta creación puede desaparecer si no la sabemos cuidar, si no hablamos sobre ella, si no tenemos la capacidad de criticar y entregar comentarios constructivos.
Para Crecer en lo teatral es imprescindible que dejemos nuestra posición paternalista donde encontramos todo bonito e importante, por que bien sabemos que han existido obras teatrales intrascendentes que aparecen con grandes noticias en los diarios locales y otras que han sido creadas solo con un fin comercial que en gran medida ensucian el mercado y el arte, que nos muestran un crecimiento mentiroso de la escena maulina de la cual nos damos cuenta y reímos al revisar cada una de las páginas de los diarios. En otras oportunidades los mismos periodistas nos entregan algo de humor al escribir el nombre de algún autor a su pinta o contar un argumento inexistente de una obra que supuestamente vieron.
En otros sectores de Talca y el Maule, donde, tal como me lo dijo un gran amigo, llueve de la misma forma pero el agua afecta de manera diferente, haciendo mención al nombre del festival "Llueve teatro en el Maule" que finalmente se transformó en una gotera que cae por una semana en el teatro regional, ocurren hechos teatrales que la "masa" no conoce. me refiero a la creación teatral de los niños de la "Carlos Trupp", la fiesta de la primavera en "Las Americas", la locura del anfiteatro en "Llongocura", los malabares de fiestas y talleres para mantener el "Teatro Chico", Pepito y sus talleres de globología, los talleres escolares y muchos otros que yo tampoco conozco. Esta creación teatral también necesita una crítica pero no para "Partirla" si no mas bien para comentarla y ayudar a su construcción y desarrollo.
José Antonio Fuentes